Casi un país
(Fragmentos)
V
Una vez más
salí de las flores,
de mis
girasoles ojos.
El mundo
estaba vacío.
Cansado de
rodear un sol,
caminé por
nubes
aves blancas
que cagaban sueños.
Recuerdo que
treinta y cuatro mil dientes formaban una escalera,
donde la
gente
con sus
almas azules,
recogían la
cascada de excremento.
Para no
olvidar,
dibujé el
reflejo de los siglos
en el
vientre de un quetzal.
Tan rápido
como se dibujan los sueños
al despertar
pero luego,
se van.
VI
Cuando al
fin me vi en un mapa
mandé quemar
al ave,
jamás la
pude creer,
era color
cenizo morado,
dijo que
podía nacer en cuatrocientos sonidos.
También
cantaba de noche,
suavemente,
por eso la
encerré
porque cada
pluma era libre.
Dicen que
esas aves eran hábiles astrólogos.
Ella comía
todo tipo de maíz
tenía
alacranes pintados de azul.
¿Dónde estoy de
nuevo?
Aunque no tengo
carne
me duele el frío.
Es un desierto sin
nubes
La noche de
mañana vi una procesión
llorando sin
rostro.
El ave
envuelta
en atavíos
púrpuras
saludó mi
luto.
Lloré por un
momento.
Seguí por mi
ruta.
IX
Necesito mi propia lengua.
Pido un sistema de voces
unísonas que bailen bajo el sol
que no las olviden cuando su piel cambie
de aspecto.
Quiero un hogar
casi un país
que me envuelva.
Habitantes con
almas
pero sin voz.
Tristes navegantes en los ríos del desierto
hay en este barrio.
Parece que aterrizo.
Este viaje,
a su derecha
tiene voces incendiarias
que queman guitarras bajo los árboles para darse calor.
Ellas tienen un dolor en los ojos
al igual que tú,
ven estrellas en el día.
Duelen los destellos,
duelen y no existen
Ya me planto ante el mundo
lo miro como una entidad
respirando.
Respira cien mil novecientos idiomas.
Cansado de mirar el falso reflejo de los mares
miro al poema como un viaje
sin fin.
Una historia colectiva
escrita de una explosión,
y sus padres
y planetas.
Esto es un camino
al que le planto
razones de lava para caminar
en el fondo de los cielos.
Eso es la vida
Esto es el planeta vida.
“Debe
ser así de humano para poder viajar”
Bienvenidos al planeta guerra.